miércoles, 29 de julio de 2009
Primera Hora/ Adela Dávila Eslteritz
Después de más de dos meses de jugar a su antojo, durmiendo siestas a cualquier hora del día, comiendo y bañándose a deshoras, y entrando y saliendo de la casa sin un horario restringido, a los niños les suele caer como un balde de agua fría el regreso a clases.
Y este año, a diferencia de otras ocasiones, la temida gripe porcina abona a que el entusiasmo por volver a la escuela esté poco menos que desmerecido.
Si a esto sumamos las reacciones y conductas típicas de algunos niños ante un nuevo curso escolar, una maestra nueva, un cambio de colegio o tener que separarse de sus viejas amistades, no es de extrañar que se muestren aprensivos.
De acuerdo con el Dr. José A. De León Fuentes, neuropsicólogo y coordinador de servicios de tratamientos ambulatorios y hospitalarios para niños y adolescentes de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca), debemos tener en cuenta que “todo cambio genera algún tipo de ansiedad en los niños”. Claro está que existen “alternativas de manejo para con esto”.
Si la preocupación de los menores gira en torno a que este año irán a una escuela diferente, “una de las formas más adecuadas, para nosotros, de establecer contacto con la realidad del menor es haciéndolo partícipe del proceso de cambio”, recomienda el experto. Por ejemplo, podemos llevar al niño a conocer la nueva escuela, podemos preguntarle cuál es su opinión al respecto... “Obviamente”, aclara De León Fuentes, todo “de acuerdo con la edad que tenga y cuánta información pueda manejar, pero, siempre es adecuado darle participación en el proceso”.
Sobre la gripe porcina
La orientación que reciba un estudiante en torno a la gripe porcina y lo que implica en términos de su salud y la de sus amiguitos debe ser prudente y veraz.
“Yo recomendaría”, indica De León Fuentes, “que, indistintamente de la crisis (de salud) que pueda existir en el país en estos momentos”, debemos recordarles a los niños que “a través de todos los tiempos ha habido unas precauciones universales, en términos de la higiene, que hay que seguir”. Más aún, el médico establece que no debemos aislar el escenario escolar del escenario familiar.
El especialista también recomienda “averiguar cuál es la política de la escuela y saber si ha habido un cambio en las reglas para que no sea algo tan abrupto”.
Todo esto se debe discutir de antemano con el niño para no abrumarlo con información. “No intercambien objetos ni juguetes, no compartan alimentos ni sorbetos... éstas son situaciones a las que hay que darles su importancia y se deben poner en práctica desde el hogar”.
Y, llegado el momento, en estas circunstancias, como en todas, “los padres deben dar el ejemplo”, sentencia el doctor.
Responsabilidad compartida
Por su parte, el Dr. Héctor Nieves, pediatra, sostiene que ante la amenaza de la gripe se debe “crear conciencia dentro de la población de padres” para que bajo ningún concepto envíen a sus hijos a clases si están enfermos. “Una vez se identifica al paciente con síntomas respiratorios y fiebre” hay que actuar de inmediato”, puntualiza.
Igualmente importante es “entrenar y capacitar a nuestros niños para que puedan protegerse”. Hacer énfasis en que tengan cuidado con las cosas que tocan, “que se laven sus manos con frecuencia y usen un sanitizer varias veces al día”. Para ello, por supuesto, vamos a enviarlos a la escuela “con su potecito de sanitizer para uso ambulatorio, su caja de pañuelos desechables, e instrucciones para que no se toquen la nariz, la boca ni los ojos con las manos. Si tienen que rascarse, que usen un pañuelo desechable y si tienen que toser, que sepan cómo hacerlo”.
Por otro lado, es preciso que los niños sean conscientes de que es normal, “que es un hecho fisiológico el que la gente estornude y tosa”. Lo único es que, “les vamos a enseñar a tomar ciertas precauciones”.
Finalmente, ante nuestra pregunta de si sería prudente enviar a los chicos a la escuela con mascarillas, Nieves opina que sólo lo consideraría si el niño tuviera una condición de salud preexistente o si el factor de riesgo fuera bien alto, “pero va a ser bien difícil que todos tengan sus mascarillas y éstas son circunstancias (epidémicas) que pueden durar meses”.
¿Y si no hay “sanitizers”?
En ausencia de los “sanitizers”, el Dr. De León Fuentes sugiere toallitas humedecidas con alcohol o desinfectante. “Pero no es cuestión de ponerles a los niños esas cosas el bulto, sino de explicarles por qué se están poniendo ahí y cómo usarlas”.
El galeno también mencionó las toallas desinfectantes desechables que se usan para limpiar las superficies y que pueden resultarles útiles a los niños cuando están fuera de casa
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