martes, 19 de julio de 2011

Cierre de Borders deja huérfana a una comunidad de lectores


La determinación del cierre de 399 tiendas a nivel de Estados Unidos y sus territorios se dio a conocer ayer, lunes. (Michelle Estrada Torres / Primera Hora)

martes, 19 de julio de 2011
Michelle Estrada Torres / Primera Hora

El cierre de Borders en Plaza Las Américas afectaría directamente a unos 150 empleados, pero también a una comunidad de lectores que habían hecho de la tienda su punto de encuentro.


La determinación del cierre de 399 tiendas a nivel de Estados Unidos y sus territorios se dio a conocer ayer, lunes. La gerencia solicitaría al juez de Quiebras que apruebe la venta para cumplir con los deudores y, si la decisión se emite este jueves, la liquidación del inventario podría iniciar el viernes.
“Es un proceso que, según la experiencia, nos tomaría unas ocho, nueve o diez semanas”, dijo esta mañana el gerente de Borders de Plaza Las Américas, José Quevedo.

Quevedo describió a su clientela como diversa y balanceada. Tenía visitantes de todas las edades.
“Estamos hablando de una tienda muy familiar, donde tenemos una hora de cuento todos los sábados, una tienda donde todavía teníamos un grupo de ajedrecistas que se reunía aquí diariamente, una tienda donde casi todo autor puertorriqueño le gustaba presentar sus libros”, expuso.
Quien entrara un día cualquiera a Borders y viera personas sentadas en las esquinas libro en mano, podía preguntarse si eso se traducía en ventas. El gerente aseguró que sí.
“Siempre de alguna forma u otra se traducía en ventas. Muchas veces ese cliente que veías leyendo tarde o temprano compraba el libro, compraba un café”, mencionó. Quevedo resaltó que Borders siempre ha sido la tienda número uno de su categoría en Estados Unidos.
El gerente descartó, además, que el libro electrónico afectara adversamente la venta de libros.
“De la misma manera que quizás hayamos vendido dos o tres libros menos, las ventas de libros electrónicos han subido dramáticamente. Una cosa balanceaba la otra”, indicó, según lo experimentado en su tienda.

Preguntado sobre si el público local tiene arraigada la lectura como una actividad cotidiana, respondió que sí porque “al puertorriqueño le encanta leer, le encanta estudiar”.

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