Desde Carolina Herrera hasta Sylvester Stallone han probado los platos de Chef Marisoll
(Primera Hora / Heriberto Castro) miércoles, 13 de octubre de 2010
Adela Dávila Estelritz / Primera Hora
¿Qué tienen en común Mikhail Gorbachev y Lech Walesa, Larry King y Barbara Walters, Carolina Herrera y Sylvester Stallone? En realidad, la pregunta no debería ser un “qué”, sino un “quién”. Y la respuesta es, sencillamente, Marisoll Hernández -chef Marisoll, como la conoce la mayoría-, y todos los anteriores -desde los jefes de estado hasta el actor y la diseñadora de modas, pasando por los dos famosos entrevistadores- han tenido el privilegio de degustar las magníficas creaciones culinarias de la célebre cocinera puertorriqueña.
Un cuarto de siglo en una hora
Pero, ¿cómo comenzó esta aventura gastronómica que ha dado pie al aniversario de plata de chef Marisoll en la cocina? Para conocer la respuesta, nos reunimos con ella en Arquetipo, donde, precisamente, mañana jueves se llevará a cabo su fiesta de aniversario culinario.
La primero que Marisoll hizo fue confesarnos algo que, seguramente, sorprenderá a muchos tanto como a nosotros. Y es que el suyo no es un linaje de culinarios expertos. De hecho, durante su niñez y adolescencia, nunca experimentó pasión por la gastronomía. “Nunca cociné en mi casa, nunca hice una galletita... ¡nada de eso! Mi mamá, al día de hoy, nunca me ha hecho un arroz”, comentó entre risas.
Para rematar, lo que la ilusionaba era nada menos que la decoración y el diseño de interiores, disciplina que estudió -en cuanto se graduó de escuela superior- durante un año en Estados Unidos y, luego, por dos años más aquí mismo, en Puerto Rico.
Sin embargo, el destino -astuto y voluntarioso- tenía otros planes para la joven. Y cuando regresó a Estados Unidos para ejercer sus artes de decoración en un restaurante vegetariano de un tío suyo, casi sin darse cuenta se encontró sumergida en el seductor mundo de la gastronomía.
FROM RUSSIA, WITH LOVE?En el restaurante en cuestión, “ayudaba a mi tío a hacer compras”, rememoró Hernández, “y ahí caí con una señora de Rusia, que era la cocinera oficial de allí (del restaurante). Me pusieron como que obligada allí, para ganarme la casa y la comida, y fui a ayudar, sin saber nada de cocina y, mucho menos, de comida vegetariana y macrobiótica. Comencé ahí, a hacer que hacía; a seguir los pasos y a hacerle caso a la señora rusa. En eso estuve casi un año y ahí como que me confundí”.
El destino, otra vezDe regreso, una vez más, en la Isla -y ya con 21 años-, sin saber si hacerle caso a esa nueva vocación que se abría paso en su conciencia o si continuar con sus empeño de ser decoradora de interiores, nuevamente el destino asumió las riendas de su vida. Entonces, sus padres, “preocupados por que qué iban a hacer con ‘esa muchacha que estaba como perdida en la vida’”, hablaron con unas amistades, quienes, a su vez, se la encomendaron al famoso chef Augusto Schreiner -que, por entonces, era el chef ejecutivo del Caribe Hilton-, y que Marisoll “no tenía ni idea de quién era”.
Entonces, cuando fue a entrevistarse con Schreiner, continuó relatando, “vino ese señor austriaco a hacerme una entrevista, ¡y yo no sabía de qué él hablaba!”. Así fue cómo ella, “que no sabía lo que era una cocina, que había ido tan bien vestida, con traje, con tacos...”, se encontró en el corazón de una cocina de hotel “donde había 83 cocineros (hombres) y tan sólo tres mujeres”.
De buenas a primeras, Augusto le informó que trabajaría con él durante ocho meses como ayudante de cocina, ¡sin cobrar nada! Y antes de que Marisoll saliera de su asombro, se vio enfundada en un pantalón y una chaqueta de chef.
“Me sacaron el jugo”, recordó sonriente. Aquello era “día y noche, días libres... todo, todo el tiempo”. No empece a ello, con evidente cariño por quien considera un personaje crucial en su carrera, Marisoll hizo hincapié en que el chef Augusto, así como todos en la cocina -entre ellos Blanca y don Pancho, personajes que nunca olvidará- la llamaban “la nena”.
Y hoy día, esa “nena” celebra un memorable aniversario de plata, dos décadas y media de vivir inmersa en el maravilloso arte de complacer y sorprender nuestro paladar con sus magníficas creaciones culinarias.
Enhorabuena, Marisoll, que sean, al menos, 25 años más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario